Introducción

Hasta las décadas de los 90, no se tenía un conocimiento sobre los escolares hiperactivos, con trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), se les identificaba como niños con Problemas de Conducta, Temperamento Difícil, Negativismo, Trastornos Emocionales, etc.

Para 1980 se público en Estados Unidos el Manual de Diagnóstico y Estadística III (DSM-III), donde por primera vez se define el síndrome utilizando una serie de síntomas similar a las características anteriores. Se denomina como el “Trastorno por Déficit de la Atención” (ADD), agrupando otros problemas de comportamiento bajo la categoría de Trastornos de la Conducta. El DSM-III estableció que “las características esenciales son signos de inatención e impulsividad percibidas como anormales desde un punto de vista del desarrollo”. La hiperactividad se describía como presente con frecuencia (ADD-H), pero no era esencial para el diagnóstico.



Ya para 1994 el DSM IV(4) clasifica a la condición dentro del grupo de condiciones tituladas “Déficit de Atención y Trastornos del Comportamiento”, corrigiendo la posible interpretación anterior del DSM III-R que implicaba que todos los niños con la condición tenían problemas de comportamiento.































































































































Sus causas

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH, o ADHD por su sigla en inglés) es un trastorno de la conducta que se caracteriza habitualmente por la presencia de tres síntomas básicos:
• Distractibilidad
• Impulsividad motriz y emocional
• Hiperactividad (hipermotilidad, hiperkinesia).
En un principio este cuadro fue atribuido a diversas causas, como secuelas de daños en el sistema nervioso central ("daño cerebral mínimo"), alteraciones de las funciones por factores alimenticios y/o metabólicos (disfunción cerebral), etc. Sin embargo, al observar su manifestación en familiares de la persona afectada se comenzó a pensar que su etiología debía tener su origen en un factor genético. Si bien aún se discute sobre su causa (etiología) primaria, es compartida la teoría de una base genética y un conjunto de factores desencadenantes.
Las manifestaciones de este trastorno pueden estar asociadas a trastornos del ánimo, depresión, trastornos de la conducta, del aprendizaje (como dislexias, disgrafías, discalculias) y del lenguaje, entre otros. Y muchas veces estos mismos trastornos pueden también observarse en familiares de la persona afectada.
Los primeros datos los proporcionan los familiares y las personas a cargo de la educación del niño (docentes, psicopedagogos, psicólogos), a través de hechos que observan en forma cotidiana. Pero el TDAH debe diagnosticarse mediante tests individualizados de capacidad y desempeño cognitivos y un examen médico-neurológico. Su frecuencia varía en los distintos grupos étnicos, pudiendo oscilar entre un 5 y un 10% de la población. Si bien incide sobre ambos sexos, predomina más en varones que en mujeres, sobre todo en sus manifestaciones de hiperactividad e impulsividad.

No hay comentarios:

Entradas populares